jueves, 25 de marzo de 2010

El verdadero significado de las cosas


Llevo un tiempo queriendo escribir sobre este tema, pero no estaba segura de cómo abordarlo, y tampoco de cómo hacerlo. Algunas cosas necesitan un tiempo para madurar en nuestro interior, y me imagino que ese era el principal motivo de mi demora.

El pasado mes de noviembre tuve la oportunidad de viajar a Polonia, concretamente a Cracovia, donde mi hermana lleva unos meses con una beca Erasmus. El viaje fue, como poco, maravilloso en todos los sentidos. Viajar al extranjero, cosa que yo estaba haciendo por primera vez en mi vida, te abre la mente en muchos sentidos.

Como no podía ser de otra manera, uno de los lugares que visitamos fue el campo de concentración de Auschwitz. Pero todo esto tiene un preludio.

Unos meses antes, adquirimos para nuestra biblioteca una novela gráfica que puedo decir que es la mejor que he leído (que me disculpe Alan Moore). La obra a la que me refiero es Maus, de Art Spiegelman. En este libro, el autor retrata la historia de su padre, superviviente de Auschwitz, caracterizando a los judíos como ratones, a los nazis, como gatos, y a los polacos, como cerdos. Una obra magistral, sencilla en sus analogías, contundente, y que es capaz de llegarte al hígado de una manera casi disimulada, pero certera. Lo recomiendo vivamente.

Cuando llegué al capítulo en el que el padre de Art le explicaba, para su libro, su temporada en Auschwitz 1 y Auschwitz 2 Birkenau, me eché a llorar desconsoladamente. Recuerdo que Emi se acercó, preocupado, porque no sabía qué me pasaba, y como pude le expliqué que simplemente, me había emocionado. Qué duro.

En noviembre, hete aquí que viajo a Polonia, y piso los mismos suelos que pisó Vladek Spiegelman. Y no hay punto de comparación. Esa experiencia te deja una muesca interior que hace que comprendas las dimensiones del genocidio que se produjo en ese lugar. Todos deberíamos visitar ese lugar una vez en la vida porque es necesario.

No voy a recrearme en los sentimientos que tuve allí, pero puedo decir que me cambiaron para siempre. Y ya desde la entrada, 'Arbeit macht frei', el trabajo os hará libres, la enorme contradicción te golpea en la cara y te hace darte cuenta de lo que somos capaces de hacer los seres humanos con nuestros semejantes.

Ya no veo las ficciones que hablan del Holocausto del mismo modo, porque ahora comprendo la verdad, y la verdad duele, como siempre.

Y unos días después, oíamos con incredulidad en los mass media la noticia de que alguien había robado el cartel de la puerta de Auschwitz, 'Arbeit macht frei'. ¿Con qué propósito?

Cosas como ésta me hacen ver, e interiorizar, el verdadero significado de las cosas.
(La foto es de Emiliano Soto)

1 comentario:

  1. Debió ser una experiencia escalofriante. Sólo leerte ya se me eriza el vello. No puedo imaginar cómo debe ser vivirlo...

    P.D. Me alegra ver que últimamente estás escribiendo más a menudo.

    Besos.

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