viernes, 30 de enero de 2009

Spank me sweetly...


Nos ha dejado un icono sexual de los que marcan y dejan al resto de las mujeres a la altura del betún. Pocas pueden presumir en el Hall de San Pedro de haber sido la revienta braguetas más famosa de EEUU, ni de haber convertido un flequillo y una actitud en una tendencia difícil de igualar, hasta el punto de que hoy muchas (las que pueden, y entre las que no me encuentro) intentan emular.

Nos ha dejado Betty Page, su flequillo salvaje, su piel de alabastro, sus curvas bien puestas. Una muchacha con aspecto sano, que con una sonrisa de lo más inocente enseñaba en sus fotografías cómo usar una fusta, un látigo, o las delicias del bondage. Desde su primera aparición en Playboy, como la chica del mes de enero, e incluso antes, en sus primeras fotos en las que elevó a las mayúsculas el concepto de pin up, hizo saber lo que valía.

Betty Mae, un bombón, con su lencería negra, su larga melena como la pez, la reina de los posters y de las barajas de poker de los años 50. Icono sadomaso, retratada en tatuajes, imitada hasta la saciedad. Una reina que ha dejado la vida a causa de una neumonía, y de la cual es casi imposible encontrar una fotografía reciente, ya que se negaba rotundamente a ser retratada. Quizás era consciente de lo que fue y de lo que será.

Betty, inspiradora de la algo menos inocente Clara de Bernet, y de tantas otras mujeres, bailarinas de burlesque, cantantes, actrices, adolescentes amantes del rouge à lévres.

Te perdono que abandonases tu trono por convertirte en una cristiana recalcitrante. Pero, quizás a tu pesar, tus guiños y tus azotes te sobrevivirán. Larga vida a Betty Page.

2 comentarios:

  1. No soy muy amante de lo que se conoce por "glamouroso", pero reconozco que la chiquilla tenía su morbo. O quizás fuese ese toque iconico transgresivo que impregna todos los pixeles de sus imágenes...
    Buena suerte con tu blog compañera. Un beso.

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  2. Me encanta esa estética de niña malamalísima ... sugiere mucho más que las recauchutadas a las que nos tienen acostumbrados

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